Sin nadie a quien colgarle versos en las comisuras de las creencias y las desazones
Las noches están hechas para ser treguas a la soledad de las músicas y las mareas
Como las minuciosas conmiseraciones a mis manos me llevan de vuelta al formol
Miro que digo amor, como si estar en este desierto, perdida y sedienta, fuera cierto
Yo no quiero la libertad de estar encadenada al pecho gigante y cenagoso, a la mentira
No, yo me quiero deleitar de esto, de aquello de las letras minúsculas y armoniosas
Tomare mis gentiles ojos, me disparare en la sien, resolveré los dilemas, y me iré