Sabes, aun espero que algo pase de noche, como siempre, todo es silencioso, murmullan tantas cosas de noche, todas las cosas, son como grillos por las noches, tendría que ser como siempre lo has pedido mas objetiva conmigo misma, pero para mi, lo sabes, da lo mismo hablar de las perdidas como perdidas, o llamarles ganancia o alcancía, miradas o crisantemos.
Estoy triste, soy objetiva y te digo como las cosas grillos, así, calmada y apacible, que estoy triste, no me gusta usar la palabra sentir, pero me gusta hacer la palabra sentir, las palabras se hacen como se construyen, como se ornamentan, como se transmutan, pero no quiero hablar de las palabras, quiero hablar de que las pupilas se caen constantemente, de que las manos desisten y chocan contra mis caderas la ultima renuncia, no hay resistencia que valga, no hay nada mas que dejarse llevar por esta resistencia dulzona y somnífera, por esta melancolía aterciopelada.
Nadie comprende la realidad a como se viene dando estos días, que son así, abatidos hasta el hastió, porque comprendo que después de todo, no hay tristeza tan infinita, que uno se deja llevar por la idea que seduce y trasmuta las sensaciones y las deja sobre todo, da igual su paradero, entre las caderas, sobre la hoja, debajo de la cama o sobre un monte lejano, todo tiene muchos menos tacto si se ve con estos ojos de absurdo arrebato.
Te escribo como quien renuncia a mitad del camino, como quien descubre un ritmo en cada lamento, porque mis llantos son cíclicos, cínicos, intrínsecos. Soy la misma, soy un infinito después de y todo, es aterrador ser tan rotunda, lo sé, pero de vez en vez asumo ciertas responsabilidades. Basta.