Cómo duermen los deslumbrados.
Cierra mis ojos dentro de los tuyos, suéltame,
Pero no me dejes dormir en otra vida.
P.H.
I
Estamos de viaje, junto a los desafíos que presenta la memoria, viajamos
La que toma palabras, café, e instrucciones antes de acostarse, como somníferos,
Contando para reconciliar el sueño, una costilla, una uña, pelos y dientes; apetito.
Respecto al viento; lo calla, lo estruja, lo contradice;
Hay que gozarse de los vientos
Ellos dictan qué debes gozarte de los vientos.
Mientras, ella hace compañía a sus pensamientos sin ambición;
Son ajenos, prestados.
II
Peregrino, lo sabes, el transcurso de los días invade el día nuevo, horas dentro de las horas,
Rostros y caretas dobles, marionetas que unidas logran la ingravidez, las manos del mimo,
Ciudades espejo, calles con tu nombre transeúnte en todas las aristas,
Costado a costado de la ciudad siempre, siempre paralelas invariables.
Estado opuesto de mi castillo en llamas, castidad de latitudes,
Sabe, lo sabemos peregrino: es el éxodo, sin milagros y sin amparos,
Avaricia de los relojes, cansancio de sus manos que gotean tiempo,
Mezquindad de los mapas que llenan de simulacros nuestros lugares.