Y reconocerse dentro de sus formas
Entregarse de lleno al espejo y creerle
Anticipadamente nombrarse todo uno
Saber que son cada uno de sus ecos
Los de las manos, esos que tienen frio
Los de las caderas, caluroso y ondulados
Salir del cuerpo es contemplarse desde lejos,
Serpenteando en las respiraciones oscuras
En las conspiraciones entre sabanas y almohadas
No reconoceré mis anhelos, no pisoteraré mis deseos
Quien se comprende en el día silencioso, en el hueco
Soy la roca que rompe huesos, que desgarra tendones
Soy lo eterno y lo discreto, todo mal viene de mis golpes.