Monday, March 12, 2007

sin...falta...

Francisco tiene un lago dentro de èl, lo sabia; y lo beneficiábamos de vez en cuando, hay que saber cuando dar placeres y cuando no, por eso solo ciertas veces lo ayudábamos, a que el lago siguiera así, me refiero a eso, que no se convirtiera en una simple charco tristón y traslucido, a punto del sofoco, eso le tocaba a Francisco después de todo, el sofoco absoluto por parte del entorno.

Terriblemente, fue un jueves; A mi los jueves me suceden cosas increíbles; como que el cielo me mira con ojos de plagio y remedo barato y yo con todas las de la ley, le devuelvo la mirada osadamente y le grito tres verdades, todas infinitamente dulces; o que un chapulín se pose en el vidrio y al primer vistazo, de repente me venga la total e irrefutable verdad de que este, es un hombrecito vestido de frac. Uno sabes y se beneficia de estas cosas, que los jueves me pasen cosas maravillosas ya es parte de la andanza, y uno espera por el jueves, porque la expectativa de este es inevitable, ante la mera sapiencia de un nuevo estado de lucidez absoluta.

Pero ese cuarto día de la semana, en que todas las transgresiones entraron por mis ojos con un silencio que fue por ahí gritándolo todo, que decir, ¿Cómo habíamos llegado hasta ahí? ¿Cómo en este estado de indiscreción total los órganos de Francisco habían quedado en cierto momento al descubierto y ante una vitrina, y digo vitrina porque era vitrina, vidrio y metal forjado, segurito y todo; dentro de su pecho ahora abierto, había un paisaje un tanto diminuto, donde, una nube grisácea lo cubría todo, de esta nube llovía, y precisamente de ahí nacía el lago, o el circulo que los unía a lluvia, lago y nube.

Mi primera impresión fue llorar un poco un llanto desorbitado como el habitual, (el que tengo un poco ensayado ya), porque la naturalidad con que Francisco lo tomaba era terrible, porque el es un poco así, me dicuenta entre unas cuantas tazas de café y medias cucharadas de azúcar, que para él todo era un poco natural o demasiado, ya establecido quiero decir, Francisco no cuestionaba lo incuestionable y mucho menos lo ya dicho, era como una nota grabe mientras que yo me veo en ocasiones como la desafinación absoluta de todos las melodías sonando al unísono una canción que no es canción, ni melodía, mas bien es un aullido, un tanto primitivo o imprevisto.

El me explico que todo esto era producto de la nicotina que tanto yo repudiaba, de los tres mil novecientos cigarros que había calcinado en su incertidumbre de angustias y desvelos, en su no saber que, pero algo me nace no sé de donde. Yo aun con los ojos un poco miopes que siempre deja el llanto mire de cerca en su pecho, porque un morbo un tanto cómplice me llamo a mirar mas minuciosamente, a lo lejos en el lago, había un punto, flotando y apenas visible, pero después de todo reconocible, era un corazón, el de Francisco para ser realistas, como poder tener dentro un corazón ajeno, aunque esto también tiene sentido, si se piensa bien y se cuestiona.

El de Francisco era un corazón curioso, algo así como una bola de papel arrugado que a su vez es una tentativa de poema, muerto por la mano creadora, pero no era tanto eso, era mas bien, según me lo explico después de mi teoría cursilona del poema, que su corazón realmente estaba deshidratado, , que su corazó nhabia sido del tamaño de todos los corazones, quizá mas grande; me dijo- la nube es humo, llueve nicotina y el lago es simple alquitrán, tan denso pero tan denso, que se volvio liquido.

Yo quería sacarle el lago, la nube y todo ,a lo mejor poner en leche el corazón, a mi me parece que todo va bien y se compone con leche, un pan, un insomnio, un gato hambriento, un castillo en llamas, un corazón marchito. Pero no hice nada, mas bien me dedique a cerrar el pecho de Francisco, fue tarea fácil después de todo; abrirlo, eso si fue difícil. chisco sonrió y su sonrisa se agoto, yo reí y también me canse, después seguí con la canción que no es canción.

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