Thursday, June 26, 2008

je suis moi

DE LA FRAGILIDAD

I

Somos hojarasca
y sabes que la fragilidad
nos viene por costumbre

II

Como método de auto conocimiento
Decidí atar mis sombras a la tuya

III

Tener entre las uñas olor a ayer,
Como si lo hubiera arrancado
De los lugares que ya no son míos.

IV

Que los árboles de las pupilas
Eucaliptos incansables secretean al oído en el viento
Dicen cosas que leen en el cuerpo, hay palabras ahí

V

Porqué lo más quebrantable es el cuerpo,

Y la verdad, Es ineludible mantenerlas; cerradas.

LA VISIÓN
Y la gente camina como cegada por nada,
Hay ojos que no vemos y nos ven de a ratos,
Ojos que no queremos,

Ojos que no vemos ni ven,
pero que no están ciegos,

Ojos mudos, ojos muertos,
ojos cierto y también verdaderos,

Ojos cerrados, ojos abiertos,

Ojos rotos y con remiendos,

Ojos rojos, y ojos negros,

Son almendras y son flores, todos lo ven,

Pero quizá no vislumbran.

DEL TIEMPO

I

Estar entre las intenciones y las buenas utopías,

Con los otoños detrás de algo, de relojes o los inviernos

(Es tan bello el invierno, como cruel es el reloj)
II
Juegan, juegan, juegan, los dedos punzantes y cromáticos;

Actual-mente, toda luz, toda tinta, toda sombra derramada.

III
Cómo saber que las rondas fueron propias de los niños,

Cómo saber que esos juegos me pertenecieron,

Detrás de las grietas de mi carne, todo me engaña.

IV

Vivir en una caja transparente,

En un cajón pequeño y traslúcido,

Como vi la luna cierta vez,

Andar en una jaula

Porqué alguien me cazó.

DE LAS HORAS

I
Me estremecen las horas, sobre todo las que involucran alquitrán,

Los humos danzantes y las eternidades que implica una taza de café,

II

Frente; los individuos gesticulan en gustos inquietos, rezan.

Hacen las pases con sus antepasados, mientras pisotean su sombra.

III

Dejar verterse horas y horas en uno mismo

Que vaporosa-mente huela a té y ficciones.

En agua tibia, se abre la flor.

DEL AMOR

I

Que todo guarde silencio,

Menos la llama de las manos

Que simple-mente titiriten

II
Ayer viví dentro una caja, y de rincón a rincón,
Los asombros corrían,

Era mi

(tu)

Voz,

Porque estoy en medio del mundo,

Con los pies flotando.

III
Con las caderas al aire y ondulando

Con las cansadas enajenaciones pasadas.
IV

Sólo pedir,

Quizá a futuro o pasado,

La espiral de tu lengua,

La fidelidad al lúdico encuentro,

V
La coincidencia de tus pasos sobre mi nombre

Que también como el tuyo, es ventana, a todos lados

DE LA MEMORIA

Hoy nadie recuerda, nadie se asoma a las pupilas de las cosas
Nadie trae a la memoria;

El mundo entero amnésico, enfermo.
II
La termita del silencio se apodero de su garganta,
El bicho que recorre el pensamiento
Se fue inmiscuyendo en las cuerdas bucales.
III
Nadie pero nadie escucha la voz dentro de la mudez que rodea al día gélido,
IV
Las horas que se detienen y corren a la vez,
Van simple-mente recorriendo caminos circulares y desiertos,
Pensar en continuar, pero sin decir una sola palabra a nadie,
V
Las almas solitarias tiene el pensamiento enfocado en la clarividencia.
Viendo el futuro; realmente, no importa que mientras recuerdo olvide
VI
Son las manos las que contienen la ternura,
Las que la aplacan.
VII
Latitud sur, roca lunar
Colmena de vocablos apócrifos.

DE LOS MOMENTOS SUELTOS

I

Hoy los ojos cerrados de las calles anularon lo extraordinario
Cartas que vuela por espacios inexistentes tocaron mis pipudas
II
Caras comunes, las de diario, llegaron al hastió por imprudencias
La lengua y sus intransigencias, llenaron una vez más las cloacas
III
Tres mil mentiras vuelan como pájaros, se posan en los cables eléctricos
Otros ojos cerrados caen sobre ella que deja a los parpados derrumbarse
IV
La música del acordeón añejo, despojos de grafías sonrientes, recónditas
Vez tras vez las ventanas prometen, guardan secretamente al furioso ayer
V
Oro que te cubre la piel y los ojos, encuentro ocasional,
Las esquinas prometedoras,
Propensas arañan lo evocado,
La ciudad y sus vertientes, calles inhóspitas de piedras

DEL FASTIDIO

I

Poseer,

Las pupilas de los ciegos y las cuerdas vocales de los mudos
II

Tener,

Hojas amarillentas y en calma, regadas simétricamente en la habitación
III

Vivir,

Con las ventanas cerradas, con el aire muerto, en medio de risas trasnochadas.

IV
Estar,

En ayunas, en movimientos inertes del reloj, sin visiones, sin los cantos
V

Decir,

La mentira perfecta, el amor a tiempo, las cosas tal cual son:

Cosa que es igual a la mentira perfecta.

DE DORMIR

I

Estar de viaje, junto a los desafíos que presenta la memoria, viajar
Mientras se toman palabras, café, e instrucciones antes de acostarse, como somníferos,
Contando para reconciliar el sueño, una costilla, una uña, pelos y dientes; apetito.
II
Respecto al viento; lo callarlo, lo estrujarlo, lo contradecirlo;
Hay que gozarse de los vientos
Alguien más dicta qué debes gozarte de los vientos.
Mientras, ella hace compañía a sus pensamientos sin ambición;

Son ajenos, prestados.
III
Saber qué, el transcurso de los días invade el día nuevo, horas dentro de las horas,
Rostros y caretas dobles, marionetas que unidas logran la ingravidez, las manos del mimo,

IV
Ciudades espejo, calles con nombres transeúnte en todas las aristas,
Costado a costado de la ciudad siempre, siempre paralelas invariables.
V
Estado opuesto de los castillos en llamas, castidad de latitudes,

Saber de antemano que es el éxodo, sin milagros y sin amparos,
Avaricia de los relojes, cansancio de sus manos que gotean tiempo,

Mezquindad de los mapas que llenan de simulacros los lugares.

DE LA MEMORIA

I

Seguir, sin saber a donde ir,

Porque supimos de donde venimos.

II

Tener aun, el castillo ardiendo, el corazón extranjero

Laberintos en los dedos, las manos rotas y remendadas.

III

Contemplarse, entre pasiones a contra reloj.

Para encontrar que la constante en estas horas

Es la ausencia de la ausencia.

IV

El gritar de la carne, minuciosa, ordenada y en silencio

Ausencia significa: Ojos y boca cerrados

Manos abiertas y veladas.

V

Entonces, estar donde no se está

Es cerrar la esta ausencia de la ausencia.

DE LA SOLEDAD

I

Sin nadie a quien colgarle versos en las comisuras de las creencias y las desazones
Las noches están hechas para ser treguas a la soledad de las músicas y las mareas.
II
Cómo las minuciosas conmiseraciones de las manos, llevan de vuelta al formol
Miro que se dice amor, como si estar en el desierto, perdidos y sedientos, fuera cierto.
III
La libertad de estar encadenada al pecho gigante y cenagoso, a la mentira.
Tomar los ojos gentiles, dispararse en la sien, resolver los dilemas, e irse.

IV
Hablar de mí,

Sólo porque la esperanza escoge escondites rebuscados y complejos,
Porque las promesas siguen enraizadas.

V
Esperar como tarea fácil, sentada en los laberintos de alguna partida,
Sin importar lo que venga, si el hambre o la abundancia,
Sólo porque lo relevante es la extinción.

DE EXTRAÑAR

I

Desde los labios secos, Desde los dedos muertos, Desde el ombligo del mundo,

II

Desde el un grito seco y gimiente, Extrañar, como a la acción catártica de nombrar, De poner y dar nombres, a diario.

III

En un cansado y rutinario recordar ingenuo de la existencia, Sólo para matarte lentamente y en silencio.

DEL MUNDO

I

Bajo las ambiciones más limitadas o abstractas concebir la libertad

II
Hablar de la libertad como los más insípidos escribas,
Los que hacen esto, pero lo hacen de mentiras, con flores y rimas exactas

III
Hablar de la libertad como la carencia infinita, como el reniego a escribir
a decir algo más de esto, en esto, por eso,

Querer irse, irse a todos los lados.

IV
Por todos lados, desde el cuerpo, desde la cabeza, y la belleza finita
Desde lo hermoso del infinito,
Desde ningún lugar real-mente si pierdo el ojo pierdo la mitad del corazón,
si pierdo los dos ojos, pierdo un cuarto de la respiración.
V
Y en un barco de papel llegar hasta donde no hay rudeza.
Y en una cuchara, llegar hasta donde los cíclopes habitan miradas.

VI

Decir ayer y repetir hoy,

Con la certeza del muerto o la inmutable afirmación del desaparecido.

VII
Amar, la piel de los ojos,

Desear el contacto vivido de los ojos sobre pechos y cuello,

Ambos enjaulados y sonrientes,
Complacientes.

Cómo duermen los deslumbrados.

I

Estamos de viaje, junto a los desafíos que presenta la memoria, viajamos
La que toma palabras, café, e instrucciones antes de acostarse, como somníferos,
Contando para reconciliar el sueño, una costilla, una uña, pelos y dientes; apetito.

Respecto al viento; lo calla, lo estruja, lo contradice;
Hay que gozarse de los vientos
Ellos dictan qué debes gozarte de los vientos.
Mientras, ella hace compañía a sus pensamientos sin ambición;

Son ajenos, prestados.
II
Peregrino, lo sabes, el transcurso de los días invade el día nuevo, horas dentro de las horas,
Rostros y caretas dobles, marionetas que unidas logran la ingravidez, las manos del mimo,
Ciudades espejo, calles con tu nombre transeúnte en todas las aristas,
Costado a costado de la ciudad siempre, siempre paralelas invariables.

Estado opuesto de mi castillo en llamas, castidad de latitudes,

Sabe, lo sabemos peregrino: es el éxodo, sin milagros y sin amparos,
Avaricia de los relojes, cansancio de sus manos que gotean tiempo,

Mezquindad de los mapas que llenan de simulacros nuestros lugares.

El paisaje blanco y negro; claroscuro maduro de la noche que nos aguarda en el relato andante. Agua, lago tinta china, la media luna eclipsada, espía con su sonrisa de cielo acostado y acostumbrado al Jugar de nosotros.

Mitades de rostros en cada hoja, árboles ansiosos por oír lo que nos decimos. Palabras que nos damos de noche, que hablan de medio día, y suenan a mañana despierta apenas un segundo. Milagro de nuestros milagros, hemos conseguido hallarnos y colocarnos sobre las uñas; pequeños alfileres, una gota de sangre viva. Uno y para cada uno olor a metal y tierra húmeda.

Es entonces sentarnos frente a la mesa, tomar, morder, tragar, desgarrar; para después echarse a dormir sobre la esfera plateada que nos refleja la que respira en medio de nuestro bosque

.Cada maldición que sale de tu boca me inserta tus más incisivas palabras
Por la inocencia que hurtaste de mi propia naturaleza, de mis caderas
Por las canciones que enterraste en mi nuca para siempre eternamente
Por los infinitos que transgrediste porque sabes que estarás sobre todo
Todas las manos que me toquen, todos los alientos que me compartan
Todos los fuegos que me consuman, y las lluvias que me inunden, estarás.

Siempre muda las manos, los ojos y los pasos guardan silencio
La piel, la boca y el pelo gritan que busque tu encuentro
Nuestra unión a media voz en la que nos decimos ayer, ayer, ayer
Cuando susurras mañana a mi oído no te creo más, no te creo nada
Todas las tintas de todas tus pupilas se secaron, sin más ni menos se secaron

Manos mudas de asombro,
Una mano sorpresa sobre el pecho, el único grito de mis entrañas,
El gozo del deleite se me fue y llega sorpresivamente cuando le place,
Habitaciones con humo y ventanas llenas de noches que hablan luces,
Permisos concebidos a las bocas de tus rostros, entre oscuridades y luces repentinas
Siempre me vienen unas ganas asesinas contra el reloj y contra ti,
Lo vuelcas todo al día siguiente, espero desmembrarte pronto y hacerlo solitariamente.

Y todo sereno

Amaste, te recuerdo que amaste como por intravenosa

Reíste y te lo recuerdo siempre cada que lo recuerdo

Fuimos en dos tiempos un solo movimiento, violento

Es violento el amor, es impetuoso y hace callar todo

Viento fuerte, sol quemante, risa maliciosa, luz en vitral

La ciudad antigua y ornamentada con la voz de los niños

Hizo reír al amor. Recuerdas la media luna de su boca

Ácida y sencilla, dulce como fruta nueva, de mañana

El amor dijo ven, extendió su mano, anheló eternidades

Es el habla del amor, un eco arrinconado, la muda melodía

Las primeras manifestaciones de degradación

Aparecen ante consecuencias organizadas,

Purismos racionales de los ahora tiempos.
Todos insisten en irse

Paulatinamente, mantenerse en continuo rechazo.

A veces los movimientos de cambio nos saturan de conceptos,

Hasta tal punto de creer perder toda validez.

El desmembramiento de los objetos antes mutuos reconcilian,

El enriquecimiento, las morfologías.

La libertad y la desinhibición espontánea inspiran las nuevas formas,
Estas se pueden rastrear incluso en los interiores de los sigilos,

En las configuraciones autónomas y desarrolladas, ajenas a mimetismos.

Asomándome a todas las ventanas de estas noches,

De las próximas noches, la espera esta en mi situada

Esperando la sincronía de los dedos, de los ojos, del espejo.

El reflejo hueco de los que me nombran ya no basta

Es que todas las horas se esparcen por la habitación solitaria

Por los cuencos de mis ojos mudos de sonrisas,

Cuando no llega el minuto que en diminuto saluda a la noche,

De todas mis noches, aunque sean tan pocas las que nos incumban

Podría hace de todo releer las cartas viejas, sacar a relucir lo que escondo tras recuerdos hurtados al menosprecio del olvido des afanado, desaferrado, podría quizá, cometer adulterios con mi cuerpo que te extraña de vez en vez, saciarme de mi, por mi, podría transcribir tus palabras hoy secas al sol, en medio de la noche la calle y la lluvia, secas, como pasas o higos, podría aprender el comportamiento de todos los sexos, de todos los órganos vivos y palpitares que se desgarran a media luz en un gemido sordo y placentero que no me pertenece, podría hacer esto aquello, mil esclavos, una sinrazón, unas diminutas diferencias al azar, pero no tendría caso, por ningún motivo. Aquí, ahora solo hay; reflexiones taciturnas y deshidratadas, música para sordos e imágenes para ciegos que me señalan y me piden que escuche, solo encuentro, nada, nada encuentro pero encuentro, y a estas horas y a estos no, mas en realidad no importa, porque realmente no importa, que ya no estés.


Quizá pase hoy lo inesperado, pero como espero, la cosa se anula y pierde toda validez se entiende, entonces que aquí nada vale es rotundamente normal, y es que no hay palabras en él, solo los ojos amarillos detrás de los cristales, el oro desparramado por todo el cuerpo y unas manos grotescamente empañadas en rojo sobre la piel blanca; detestable. ¿Por qué habría de perseguir unas cuantas silabas como deshebradas y trasparentes? Habría que renunciar.

La ruptura, la inminente castidad de diálogos se presentaría ¿Quién la comprenderá cómo tal? Si algún momento se volviera cómplice con la soledad y prestara para él una salida vertiginosa de la palabra y diálogos como camuflajes que el pensamiento impone en sus ideas, pasaría lo inesperado.

Ella no comprende, en realidad comprende pero se revela, rompe toda seguridad y se entrega a la casualidad, al quizá algún momento, al tal vez ese instante de cualquier mundo, supone que se saciara toda expectativa o desaparecerá, lo que es igual en resumen o consecuencia, pero la palabra está es inconsciente de su rigidez, habría que suprimirla. La espera es como un camino torcido vertiginoso y hostil; más, es la conciencia de que toda marcha lleva a un lugar, o un sitio la que permanece en ella. ¿Y si uno esta perdido, y todo camino vale por el camino en sí y entonces da vueltas y vueltas en el mismo? Se pregunta con cierta reticencia estas cosas al final y empapado todo pensamiento con las ciertas ideas de ciertos poetas; ¿Si las cosas pasan como si no pasaran, que autoridad les otorga el hecho de que pasen? Piensa en renunciar.

Saturday, June 14, 2008

Carta de Dido

Muerte que vienes de días que fueron solitarios,

Tu péndulo contra mi pecho marque el destino de mis horas,

Espada, eres tiempo que camina en círculo, rodea mi espacio,

Mi destino tiñe en carmesí,

Del amor ese que las distancias sofocan y consumen,

Del vaho en el que el espejo del tiempo se deja embestir,

Trazaré mis últimos minutos que en testimonio efímero se me revelan,

Por el indecoroso aliento de la muerte.

Tú, muerte eres hermana, madre, padre y eterna morada,

Por la omnipresente compañía que durante la vida me brindaste,

Te convoco a ti,

Por medio del péndulo que exuberante en dolores dirijo a mi solitario seno,

Donde una vez ayer yacía cual morador absoluto el dueño de esta espada,

Eneas el maldito que desdeña mi amparo, quien quebranta mi sueño,

¿Estás muerte en mi sueño? ¿Llevas cuenta de tus victorias?

Cuando yo dormía te apresurabas alevosa, sonriente y calma a esperar mi ultimo aliento

Y ahora, que triste de amores te llamo, no tienes para mí el arranque debido;

Dame el requerido impulso

Sobre el que Eneas partió y levantó un muro eterno de afrentas y guerras,

Dame el odio que en mis venas desgarre e inutilice mi corazón quebrantado,

¿No te basta con haberlo mutilado?

Muera Eneas también y su descendencia aun en desamparo,

Los hijos de nadie, las hijas de la peste.

El dolor no debe ser una ironía,

Es la dulce condena de las que vivimos y gozamos el amor que no nos fue otorgado,

Primero la perdida de un marido,

Ahora la huida de un extraño,

Cupido me ha abandonado,

Y con su flecha ha violado toda razón que aun persistía tras la muerte de Siqueo,

Por ello te insto muerte, acudas a esta espada y rompas todo asomo de espíritu;

Aun amante del mundo,

Aun insistente en retener el aliento.

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