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Ella anda por las escaleras en espiral; a oscuras, dando vueltas y vueltas, consulta oráculos en las esquinas de las horas pasadas, y pregunta por sortilegios a los rincones saturados de vidas antiguas, ve hacia delante, ve hacia atrás, confunde los días, entierra al amado, saca una fragancia atroz de sus huesos, el pasado de la noche oscura, de los parpados rotos, le apuntan en el oído, por que ahí tiene las murallas que alguien lejano a de derribar, ella le compone las melodías a los gatos, a los hombres gatos, a los que andan en dos patas y le dicen que los siga dentro de la pintura, que entre al territorio pictórico y abra la puerta del subconsciente felino, que es así como ella se descubrirá, debajo de los autos, con ojos amarillos y gigantes, con flamas en las pupilas y uídas a ningún lugar a ningún donde, que así nadie mas la mirara de reojo, nadie le hablara desde el balcón, será enorme pero transparente, la invisibilidad la tendrá arraigada hasta en la sombra, y el amado no podrá verla, ni aun cuando resucite, cuando escave su tumba que esta a tres metros bajo cielo raso, el antes amado la buscara, la buscara, la buscara, aun cuando ella le hable de noche y de día el no la vera y será algo como una fantasma o una voz que le dirá que se esta volviendo loco, que ella lo esta llevando a la locura.